Caminata Angelina...
- Zoar Malek
- 19 ene 2018
- 2 Min. de lectura
Me levanto temprano y salgo del pequeño bote en el que he pasado un noche fría y llena de movimiento, la mañana es soleada y fresca, es invierno en Los Angeles, y la brillantes del sol podría parecer a quien no vive en California algo exagerada. Me encuentro en una pequeña marina en San Pedro. Me arreglo con prisa, pues mis pies me llaman a la caminata, la linea plateada del transporte de la ciudad me llevará hacia el centro, ya quiero estar ahí. Mi alma siempre ha estado abierta a lugares nuevos, a dejarse sorprender, a disfrutar de paisajes no vistos y de observar a otra gente, otras costumbres otra forma de vida. Y en definitiva los Angeles me ha sorprendido, y me pregunto una y otra vez, porque si tantas ocasiones estuve tan cerca no vine antes???? Aquí estoy, ante las sombras de los grandes edificios, en un centro totalmente dignificado, donde la arquitectura clásica se mezcla en total armonía con los modernos rascacielos, una ciudad en el que el diseño arquitectónico, abarca jardines, plazas y calles, todo armoniza, todo es amplio y el verde da un toque de vida y equilibrio la la ciudad. camino cámara en mano, con la mirada hacia arriba y por un momento pienso en mi añorado Nueva York, pero la comparación es imposible, Nueva York es apasionante, pero carece de equilibrio, amplitud y diseño, es una ciudad improvisada que creció sin ton ni son, fascinante, pero siempre en remodelación, atestada de bolsas de basura en las banquetas y malos olores en los callejones. Los Angeles es mas amplia e iluminada, y las partes bonitas del centro lucen limpias, aunque si uno se mete a una calle equivocada los malos olores lo regresaran a uno por donde venia.

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