top of page
  • Black Facebook Icon
  • Black Instagram Icon

Un Extraño viaje para despedirnos.

  • Foto del escritor: Zoar Malek
    Zoar Malek
  • 22 feb 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 31 may


Mi vida ha estado llena de viajes, la mayoría los he emprendido con una mezcla de emociones, entre la tristeza del adiós, y la alegría de conocer nuevos lugares, la mente abierta al aprendizaje y el desapego que requiere el desprendimiento sobretodo cuando los viajes son viajes sin retorno. Si nuestra vida fuese solo un viaje, un viaje sin retorno en el que la meta es el crecimiento, entonces el final del viaje seria nuestra recompensa. Porque entonces no lo vemos así? porque la mayoría teme tanto a la muerte? quizá porque no llegamos al crecimiento necesario? Porque nuestra vida estuvo llena de distracciones superficiales y no aprendimos a morir? Mi madre murió cuando yo tenia 16 años, la vimos agotarse durante cuatro meses, al final de los cuales el cáncer la venció. Era una mujer fuerte y luchadora que sobrevivió a dos guerras, pese a todo parecía estar feliz siempre, pero tenia un punto débil, su talón de Aquiles era la muerte, palabra que estuvo vedada en nuestro vocabulario familiar durante la infancia, recuerdo que alguna vez siendo yo muy pequeña ella me prometio que jamas moriría. Curiosamente yo la hija menor crecí temiendo a la muerte de mis padres, de mis hermanos, de mis familiares, menos a la mía pensaba una y otra vez durante mis primeros años que quería morir chica para no ver morir a ninguno de los míos. Cuando mi madre enfermo, supe que no duraría mucho, y aunque el dolor fue terrible, también supe que era algo por lo que pasaríamos todos. A partir de su muerte, me quedo muy claro lo efímero de la vida, lo momentáneo de las cosas y me prometí vivir intensamente sin quejas ni reproches pues nada se repetiría. comencé un diario de la enfermedad de mi madre que soñaba regalarle si sanaba, pero no fue así, no sanó, y tras su muerte seguir escribiendo a diario en aquella libreta, todo lo que sentía, viva, lo que observaba en aquella soledad compartida con mi padre en la que se había convertido nuestra casa. Curiosamente en las noches de insomnio y en los días de silencio y soledad, aquellas paginas se convirtieron en mi compañía, mis confidentes y hasta mis consejeras. Descubrí sin pensarlo que escribir era la mejor forma de superar un duelo, en lugar de llorar y buscar respuestas en otros las busque una y otra vez en mi misma. Muchos duelos me han tocado después del de mi madre, pero lo que aprendi tras su partida, me ha hecho entender muchas cosas sobre la muerte. Mi padre quien llego a los 90 años despidiéndose cada día, tras tantas despedidas toda la familia lo creía ya eterno. Justo en marzo para el cumpleaños de mi hija, nos avisaron que aunque parecía estar bien ya no duraría mucho. Entonces mi mente se lleno de todos aquellos gratos recuerdos compartidos, libros, platicas, caminatas, viajes, había vivido 90 años tan plenos, que no sentí deseos de llorar, nos preparado y dos semanas después emprendimos el viaje mas triste de mi vida, por primera vez no hacíamos maletas felices, sonriendo, era extraño saber que recorreríamos mas de la mitad del territorio nacional solo para despedirnos, para decir adiós, a alguien que siempre sentimos que estaba ahí. Fue un viaje de dos días y medio, sin tomar fotos, sin comprar postales, casi únicamente hablando de mi padre. Cuando llegue a casa de mi hermana donde el vivió su ultimo tiempo, lo vi irreconocible, su rostro no era ya su rostro, sus ojos, no eran ya sus ojos, pero platicaba lucido, y en sus palabras solo estaba él. Esas conversaciones fueron las ultimas, partimos al poco y el ya no pudo hablar mas, en el camino de regreso sentía que el alma se me escapaba, algo me decía que debí haberme quedado, pero tenia que volver a la escuela, dos semanas después volví de nuevo para verlo morir tomado de mi mano, pequeño vulnerable irreconocible. Había tenido una vida por demás plena, había hecho grandes cosas que la mayoría ni se atreve a soñar, partió tranquilo y preparado. Creo vivió suficiente y dejo este mundo feliz de haber terminado el viaje. Yo retorne a casa en paz, con la felicidad de haberlo acompañado en la partida final y con la satisfacción de pensar lo dulce que puede ser morir cuando esta uno preparado.


Comments


Sobre mi..

Nací hija de una viajera infatigable, que me heredo su entusiasmo y pasión. Soy una artista y escritora independiente que he tenido la fortuna de vivir en continuo movimiento y hacer que mi familia forme parte de este estilo de vida.

TAGS

JOIN MY MAILING LIST

© 2017 by 50ymas. Proudly created with Wix.com

bottom of page