Volviendo a empezar....
- Zoar Malek
- 13 mar 2019
- 6 Min. de lectura

Una y otra vez me he preguntado cuantas veces puede recomenzar el ser humano, cuantas caídas son nuestro limite, cuantas veces se toca fondo, y cuantas más se sale del abismo? A simple vista soy una optimista y una luchadora, la mujer que llena cada día de momentos brillantes y detalles hermosos, que no pierde un segundo pues sabe que nada se vive dos veces. con frecuencia la gente me dice que admira mi tenacidad para vivir, y mi capacidad de llenar cada segundo de vida, quieren saber mi secreto, saber como le hago para encontrar belleza aun en lo mas simple. Mas lo cierto es que no siempre es tan fácilmente, se bien que para todos la vida es un reto, pero para algunos ese reto se convierte en el sentido mismo de la vida. Cuando era pequeña no deseaba crecer, la vida me parecía tan aterradora y violenta. Mi casa, mi hogar con mis padres era ese útero seguro del que no deseaba salir, afuera todo parecía tan terrible. Conforme fui creciendo la vida se torno más oscura, y la sensación de miedo y angustia me perseguía todo el tiempo, a los trece años perdí la capacidad de dormir, y pasaba las noches en vela tratando de leer, aterrada y escuchando voces necias en mi cerebro. a los trece años me diagnosticaron Síndrome Maniaco Depresivo, (ahora llamado Bipolar) el insomnio me llevo a la clínica y me sometieron a todo tipo de estudios a nuestro alcance en aquella época. Hasta entonces solo había sido una niña miedosa, aislada, lectora y rara, pero el insomnio que mi mamá consideraba un capricho para llamar la atención nos llevo de un estudio en otro hasta detectar el carácter maniaco depresivo con rasgos esquizoides, esos fueron los terminos tan novedosos para mi entonces y con los que tendría que aprender a vivir el resto de mi vida. el mismo día que me diagnosticaron y saliendo de la clínica mi madre me hizo prometer que no hablaría de esto con nadie, en su familia no había locos, y loca estaría si creía las tonterías que de los médicos... Por largo tiempo no hubo medicamento que me hiciera dormir, disipara mi angustia, o acallara las voces y ruidos que atormentaban mi mente. Miro al pasado y me pregunto una y otra vez como pude terminar secundaria con honores. Nací mucho antes de tiempo y con problemas de asfixia, esto según las explicaciones medicas afecto mi cerebro de manera irreversible, pero el saberlo, me ayudo a entenderlo y aceptarlo, no estaba loca como mi mama entendía, solo no todo lo que siento o percibo es real para lo otros, aunque para mi en su momento es una realidad absoluta. Ser consciente hizo que me esforzara por aprovechar los momentos de euforia, de creatividad, de vida, y después cuando vinieran los de sombra, miedo y muerte, sabría que no son del todo reales y no me daría por vencida. Mi madre murió a mis 16 años, y poco después me fui de casa, la vida se torno tan densa y asfixiante, quería viajar, ver el mundo, ser libre, pero no estaba lista, me deprimí, toque fondo, subí de peso y llegue a creer que nada tenia sentido, me exponía de forma absurda por mera rebeldía, sentía que yo no le importaba a nadie. Estuve medicada de los trece a los 20 años, y después, un día desperté pensando que eso no era vivir, ya estaba aquí, no había segundas oportunidades y cada segundo era único, y al igual que cuando fui niña decidí que con miedo o sin el, con ruido en mi cabeza, y con la tristeza latente siempre como una sombra yo viviría, no mas medicamentos, no mas agredirme a mi misma, no mas ponerme en riesgo, organice mi vida, y decidí llenarla de aquello que amo. Me esforcé por aprender a vivir con mis voces, mis miedos y mis sombras pues eso me hacen lo que soy, quizá a ello le debo mi creatividad y mi perseverancia, volví a mi disciplina natural y a la idea fija que tuve con la muerte de mi madre, "la inpermanencia de la vida" si esto era lo único que tenia, con o sin dificultades lo enriquecería, lo llenaría, en busca constante de mi plenitud, no viviría más en el abismo que los medicamentos me producían, entre esa sombra de inexistencia pasiva que no podía llamarse vida. En ese periodo de cambio conocí a quien hoy es mi pareja, y fue muy difícil adaptarnos pues nunca es fácil vivir con alguien que no se sabe como amanecerá mañana. Lo sé, quizá mi desbordante euforia, de mi deseo de transformarlo todo, mi creatividad fue lo que llamo su atención... Pero yo sabía bien que no siempre soy así, fui franca desde el principio, sabía que lo arriesgaba todo, pues podía huir como habían huido otros, pero casi treinta años después seguimos juntos. Fácil, no, nada lo ha sido, pero no por eso no ha sido bello o pleno, cree para mi hija un mundo seguro y hermoso donde trate siempre de enseñarla a entender a la gente como yo para que le fueran menos difíciles mis malos momentos. Recaídas, he tenido miles, como miles de pequeñas muertes, como sombras en un camino luminoso. hay días en que toco fondo, y duro días y días ahí, en el abismo, sin entender el porque de las cosas, sin ganas de salir ni de hablar con nadie, en ocasiones mi mente tiene claro que mi percepción esta alterada, que lo que siento no es del todo real y con demasiado esfuerzo me levanto, me sacudo y continuo a duras penas, otras simplemente no lo puedo hacer, y me parte el alma ver a los demás sufriendo, pero por más que lo intento estoy atada. hay días en que siento que no sobreviviré, que respirar parece tan difícilmente como despertar doloroso, todo me aterra, la luz parece lacerante y el ruido me trastorna, y la mezcla de ira, miedo y tristeza se pelean la posesión de mi cuerpo agotado. Como puedo describir lo que pasa dentro para quienes están afuera? como puedo decirles que no es un capricho, ni una broma, ni el deseo de llamar la atención, si así fuera, me gusta mas llamarla siendo feliz, llenando mis días, inventando nuevas aventuras y nuevos paseos, disfrutando de la compañía de los que amo, construyendo nuevos planes. Cincuenta años entrando y saliendo del inframundo, es agotador, noches de insomnio, y noches en las que me mantengo en vela por miedo a las pesadillas, no saber o no distinguir en temporadas si estoy soñando o estoy viviendo....... Nada odiamos más las personas como yo que los de afuera nos digan: "Confía en Dios, echale ganas, no te des por vencida" es una rabia indescriptible la que sentimos con esta palabras, pues solo nosotros sabemos cuan agotador es nuestra lucha diaria, y como las cosas que para los demás son simples para nosotros implican un reto indescriptible.... Cuantas veces se puede recomenzar después de la nada, cuantas veces podemos volver a vivir después de la muerte, yo he muerto un millón de veces en 50 años, y respirar cada mañana implica en ocasiones tanto esfuerzo, que lo único que quiero es hacer que dicho esfuerzo valga la pena, aprovechar los momentos de euforia, y construir una vida lo más plena posible para mi y los que amo cada día. Necesito afecto, y gente que trate de entender y respetar, no necesito consejos ni falsas esperanzas, no soy una enferma, ya que para esto no hay una cura, me lo he repetido una y otra vez desde que me diagnosticaron, no soy una enferma, solo soy alguien con una percepción diferente. que esa percepción me abra puertas o me las cierre depende solo de mi, y hasta hoy he intentado al máximo que me las abra, intento sacar partido aun de las sombras, no siempre lo logro pero lo intento, no soy normal, y no me esfuerzo por serlo, mi esfuerzo mayor es por sobrevivir a cada naufragio, y lograr la plenitud para mi y mi familia, hay días en que estoy orgullosa y satisfecha de lograrlo, y hay días en que creo que jamas lo lograré. Esa soy yo, dos polos opuestos que dentro de mi viven un eterno combate por encontrar el equilibrio. Se que un día mi cuerpo agotado no podrá más, pero el simple hecho de no darme por vencida ennoblece el sentido de esta lucha. Hay quien dice admirarme por mi fortaleza, resistencia o capacidad de lucha, lo cierto es que la mayor parte del tiempo yo no desearía ser fuerte, ni admirable ni resistente, solo quisiera ser feliz, y cuando he tocado fondo, más de una vez preferiría no resistir y que todo terminara ya. Si un día mi fuerza se quebranta, no será cobardía, será el agotamiento quien gane. Pues bien, finalmente te dejo con la pregunta que me hago todos los días... Cuantas veces se puede recomenzar, cuantas el ser humano tiene la capacidad de levantarse de nuevo y salir del abismo????
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